Habiendo tenido recientemente la oportunidad de viajar con The Ocean Race Europe, después de una década de ausencia del mundo de las regatas profesionales, era imposible no percibir un profundo sentido de propósito. En medio de la bienvenida triunfal, enérgica y emotiva a los campeones, un programa integral de educación y defensa de la conservación del océano respaldaba un claro mensaje para proteger nuestro océano. Escuché a regatistas de élite pidiendo al público que escuchara a los científicos sobre el cambio climático, y utilizando sus plataformas para promover prácticas sostenibles, mientras que durante las etapas de navegación, cada equipo participaba en la recopilación de datos oceánicos.
Una Odisea Moderna
En una era de fama digital fugaz y celebridades superficiales, el regatista oceánico de alta mar presenta un caso interesante para un nuevo tipo de héroe épico. Enfrentando condiciones formidables, reportando fatiga extrema y sufriendo invariables desafíos técnicos, encarnan virtudes clásicas de coraje, maestría y perseverancia.
Los deportistas de alto rendimiento provocan admiración e inspiración entre sus seguidores, pero cuando están respaldados por una infraestructura que fomenta la educación ambiental, la ciencia oceánica, la participación ciudadana y promueve la diversidad y la accesibilidad con una mayor participación femenina en todos los ámbitos, un evento deportivo adquiere una nueva dimensión. La causa noble que le faltaba al heroísmo —en este caso, impulsar la acción para la conservación global del océano— completa la narrativa.
En ausencia de intervención divina, estos individuos se hacen a sí mismos; sus habilidades son el resultado de años de intenso entrenamiento. Su participación también es una cuestión de elección —algunos incluso confiesan una preferencia por estar en el mar. Luego utilizan sus fenomenales talentos para dar visibilidad a la investigación científica y crear un impacto positivo.
Fundamentos y Colaboraciones
El trabajo en equipo es un tema recurrente en la cultura de las regatas oceánicas, ya sea en términos de los propios regatistas o del equipo en tierra que prepara y mantiene la embarcación, ayuda con el entrenamiento y ofrece apoyo las 24 horas. Más allá de esto está, por supuesto, el papel del organizador de la regata, que elige darle más propósito a las carreras, ofrece una emocionante arena de esfuerzo humano y acción sostenible a los socios, crea los medios para que los profesionales compitan y empodera a los regatistas y equipos para ser una voz para el océano.
Quizás aún haya potencial aquí para reincorporar las historias detrás de los avances técnicos, con la atención del público atraída por los foils y outriggers de la embarcación IMOCA, y para ampliar la comprensión de los participantes sobre los datos que están recopilando a bordo, pero todas las piezas parecen estar en su lugar para atender a esto. Los eventos se desarrollan como un reloj, y la dedicación personal y la experiencia del personal de la organización son evidentes.
El Océano
El vasto océano, con su temperamento volátil, testigo de niveles espantosos de contaminación, sobrepesca y pérdida de biodiversidad, es el escenario perfecto. Desde 2022, The Ocean Race ha impulsado la adopción de una Declaración Universal de los Derechos del Océano, alejando el papel del regatista de ser un conquistador del océano para convertirlo en un símbolo de tutela. Lo "épico" ya no se trata de vencer a un enemigo, sino de una búsqueda para comprender, respetar y proteger a la misma entidad que los pone a prueba.
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Imagen: Leg 4 The Ocean Race Europe 2025. From Nice to Genova. Copyright: Flore Hartout / The Ocean Race